Quiero estar allá…
Un cielo esfumado de perlados globos en tenue rosa mezclados entre guirnaldas de satín al tono, y un piso espumoso de algodón inmaculado, enmarcan el salón celestial donde un aroma de pétalos de jazmín flota a tu alrededor…
Vos estás ahí, vestida con finos hilados, desbordante de delicados encajes, esta vez en tono salmón, y luciendo elegante aquella vieja e inolvidable capelina que te inmortalizó entre nosotros…
Un coro de ángeles acompaña tu saltar de nube en nube, con la magia de tu contagiosa sonrisa, con el encanto de tus dulces luceros, con la algarabía del jovial carácter con que conquistaste multitudes…
Bailás entre las nubes al insólito ritmo coral de un chamamé, de una cumbia villera, de un meñaito, contagiando a todos tu singular alegría…
Hoy el paraíso está de fiesta, son tus dulces dieciocho…
Yo no quiero quedarme acá, yo quiero estar ahí, escondido entre las nubes, espiando tu día, esperando que se apague tu festejo y te rindas al sueño, para acercarme entre sigilos, y dejarte un beso en la frente y desearte, al oído, un muy feliz cumple…
Norman Robson en recuerdo de su hija Meel quien este 1 de marzo cumpliría 18 años