Stonewall: donde nació el orgullo gay
Eran tiempos de opresión, pero por esas calles reinaba la libertad, la resistencia. Más allá de las fronteras de aquel barrio, ellos no tenían derechos. Los titulares de los diarios solo hablaban de Vietnam y de que el hombre había puesto un pie en la luna, pero nunca de las palizas que ellos recibían de la policía. Aquella noche, se había acabado la paciencia. Fue el 28 de junio de 1969, en el Stonewall Inn, en el 53 de la calle Christopher, en Greenwich Village, en Nueva York. Fue la madrugada en que, cansados, los homosexuales comenzaron a decir basta.
El Stonewall no tenía permiso para vender alcohol, ni tenía agua corriente, ni salidas de emergencia, y los baños no funcionaban, pero era de un mafioso enamorado de una trans, era uno de los dos boliches gay de Nueva York, y el único donde se podía bailar. Había dos pistas. Por eso la convocatoria cada noche era multitudinaria. La entrada salía 3 dólares con dos consumiciones, y un portero espiaba por la mirilla de la puerta para ver si conocía a los clientes. Si no, no abría.
Los gays, lesbianas, travestis, transgéneros y transexuales, en sus excéntricos y llamativos atuendos, eran fácilmente identificables para el grandote de la puerta.
En la segunda mitad del siglo pasado, en Estados Unidos se vivían épocas de mucha efervescencia social, a partir de las manifestaciones de los movimientos antiraciales, feministas y de derechos humanos, y luego con la oposición a la guerra de Vietnam, mientras que los homosexuales comenzaban a imitarlos reclamando su aceptación: en 1959, una revuelta en Los Ángeles; en 1965, un piquete en la Casa Blanca; en 1966, otra en San Francisco, a la vez que ya existían algunas asociaciones, como la Mattachine Society, fundada en 1950.
Su situación era complicada. En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría había catalogado a la homosexualidad como un trastorno mental, los bares que servían a homosexuales eran cerrados, sus clientes arrestados, estaba prohibido usar ropa de mujer, cualquier trabajador que se supiera que era gay era despedido, y había campañas para erradicarlos de las ciudades. Eran públicamente humillados, físicamente acosados, y encarcelados o ingresados en hospitales psiquiátricos.
Todo eso fue arrinconando a los homosexuales en guetos, y uno, sino el más importante, fue Greenwich Village.
Pasada la hora una de aquella madrugada, al Stonewall cayó la policía. Ya habían estado la semana anterior, así que no la esperaban. Se apagó la música y se encendieron las luces. De inmediato, los 200 gays, lesbianas, travestis, transgéneros y transexuales que estaban adentro dejaron de bailar y tocarse. Como de costumbre, los pusieron en fila para revisar sus identidades. Las policías mujeres llevaron al baño a los clientes vestidos de mujer, para comprobar su sexo y arrestar a aquel que fuera hombre y estuviera vestido de mujer.
Rápidamente afloró la incomodidad, la resistencia, y surgieron los roces y los policias decidieron llevarlos a todos a la comisaría. Al llevarse a algunos, muchos quedaron fuera del Stonewall, en la calle, donde rápidamente se fue sumando mucha gente, en su mayoría homosexuales. Uno gritó: “¡Gay power!” (Poder Gay), y otros respondieron entonando We shall overcome (Venceremos), un himno de la época. Unos empujones entre una trans y un agente provocó a la muchedumbre, que empezó a tirar monedas y botellas de cerveza.
Unos instantes después, a partir de otros roces, una mujer detenida animó a la multitud espectadora preguntándoles: “¿Por qué no hacen algo?”, y todo se descontroló. Un grupo trataba de volcar una de las unidades policiales, mientras otros les pinchaban las gomas. Más homosexuales se sumaron al desorden, alcanzando un número de más de 600. “Todos sentíamos que habíamos soportado suficiente esa mierda”, reconoció uno de los presente al tiempo.
A partir de aquellos hechos, la resistencia homosexual se propagó por todo el país, y, desde entonces, la realidad gay comenzó a cambiar. En honor a aquella noche, se designó el 28 de junio como el Día Internacional del Orgullo LGBT, y este día se realiza anualmente la Marcha del Orgullo en distintos países del mundo. Desde entonces, en cada rincón del mundo, los homosexuales han venido conquistando sus derechos sea cual sea su sexo biológico, su orientación sexoafectiva, su identidad sexual, o su rol de género.
Gualeguay21