Una ridícula parodia que no tiene nombre
Calle 1° de Mayo entre San Antonio y 25 de Mayo. 20:30 horas. Operativo Express. Más de media docena de funcionarios del departamento de Tránsito municipal. Señora adulta en moto de 110cc circula de este a oeste por 1° de Mayo sin casco. Los funcionarios la interceptan.
A partir de ahí se da inicio a una dilatada parodia donde quedan desnudas los más ridículos y escalofriantes aspectos de esta problemática.
Primer Acto: 20:30 horas. Señora sin casco, desbordada, reclamando airadamente, se mantiene sobre la moto mientras un agente municipal se mantiene frente a la moto, sosteniendo el manubrio con sus manos y manteniendo la rueda delantera entre sus piernas, y mientras otros siete funcionarios más el jefe de calle rodean la moto.
La transgresora se resiste al procedimiento alegando que ella trabaja, asegurando que solo muerta la sacan, y preguntando a viva voz porque la paraban justo a ella.
Segundo Acto: 20:45 horas. Se suman tres oficiales de policía a la parodia y los siete funcionarios se acomodan de espaldas contra la pared. El jefe de calle se mantiene al lado de la transgresora mientras que el agente restante se mantiene obstruyendo la moto.
La transgresora insiste en resistirse al procedimiento alegando que ella trabaja todo el día, asegurando que solo muerta la sacan, y preguntando a viva voz porque la paraban justo a ella.
Tercer Acto: 21:00 horas. Ante los persistentes y airados reclamos de la transgresora, el jefe de calle manda a todos los agentes a la esquina, y, para salir de tan incómoda situación, le piden que por favor les muestre, aunque sea, algún documento de la moto y que de ningún modo se la retendrán.
La transgresora insiste en resistirse al procedimiento alegando que ella trabaja todo el día cociendo mates, asegurando que solo muerta la sacan, y preguntando a viva voz porque la paraban justo a ella.
Cuarto Acto: 21:15 horas. Ante los persistentes y airados reclamos de la transgresora, el jefe de calle hace que todos los agentes que estaban en la esquina se aposten fuera de la visión de la transgresora, y uno de los policías intercepta dos señoras mayores para que sean testigos y garantía de que no le retendrán la moto a pesar de sus violaciones a la normativa vigente.
La transgresora baja los decibeles de su resistencia pero aún insiste en alegar que ella trabaja todo el día cociendo mates y preguntando a viva voz porque la pararon justo a ella.
Quinto Acto: 21:30 horas. La señora, sin dejar de vociferar, levanta sus asentaderas lo justo y suficiente como para poder sacar del compartimiento un atadito de papeles que solo la acreditaban como titular del rodado. El jefe de calle, los policías y las dos señoras mayores respiraron aliviadas, y todos se alejaron rápidamente del lugar.
La transgresora, aún vociferando, arrancó su moto y marchó rauda, altanera, y victoriosa.
¿Cómo se llama la obra?
El nombre y, más que nada, el final, lo escribe la sociedad.
Hace poco tiempo atrás, un octogenario se subió a la vereda y chocó dos motos estacionadas, una de mi hija, el personal de Tránsito se hizo presente y secuestró las dos motos solo por no tener el seguro pago.
En esta parodia de ayer por la noche, esta señora transgredió las leyes que exigen conducir con casco, que la moto tenga colocados los dos espejos retrovisores, y que la patente y el seguro estén al día, todo agravado por su vergonzosa resistencia a la autoridad, pero su caprichosa actitud le permitió salir airosa.
Los funcionarios, tanto policiales como municipales, incumplieron sus deberes al consentir las transgresiones sin actuar de acuerdo a lo que estipula la ley. En ningún momento ninguno le explicó a la señora que los funcionarios la pararon porque estaba infligiendo la ley, ni ninguno le explicó que el hecho de que trabaje no la habilita a violar la ley, ni ninguno le explicó que se estaba resistiendo a la autoridad.
Por el otro lado, las dos señoras mayores pecaron de ignorantes mientras avalaban el desprecio en masa de las leyes vigentes.
¿Quién se iba a hacer cargo si la mujer llegaba a la esquina y se mataba en un choque? ¿El Intendente, el Jefe de Policía o la dos testigos?
Pero lo peor de todo es el mensaje que dejaron.
Los jóvenes que presenciaron esta ridícula parodia concluyeron, al final del episodio, que solo los boludos cumplen las leyes, ya que la onda es transgredir mientras la autoridad consiente y la sociedad avala. Y si te agarran, te haces el caprichoso histérico que safás refácil.
¿Cómo se llama la obra?
El nombre y el final póngaselos usted.
Norman Robson para Gualeguay21