Algo que muchos no deberían ignorar
A lo largo de las últimas décadas, la práctica política y de gobierno, a lo largo y ancho del globo, evolucionaron, tendencia a la cual, salvando las distancias culturales, nuestro país no fue indiferente, aunque, sus gobiernos, aún muchos ignoren de qué se trata.
En esta evolución, los gobiernos fueron modificando sus organigramas y presupuestos según sus proyectos políticos, los cuales siempre variaban de acuerdo a las expectativas que tenían las sociedades gobernadas y a las exigencias operativas de éstas.
De ese modo, en nuestro país en particular, por ejemplo, el Turismo dejó de ser una coordinación de diversiones para convertirse en un área política que pretende promover el turismo receptivo como actividad económica que impulse el desarrollo económico sustentable y la generación de empleo formal.
En ese mismo sentido, el cuidado del Medioambiente nació y creció como el área política responsable que pretende custodiar el desarrollo y contenerlo dentro de unos parámetros de sustentabilidad y sostenibilidad que garanticen un futuro sano.
Ahora bien, al mismo tiempo, en esta evolución a lo criollo, las áreas de comunicación y cultura sufrieron cambios que las unieron políticamente, pero que, en la práctica, pocos cumplieron, ya que fueron, y aún hoy son, muchos los que ignoran cuales son los objetivos modernos de éstas áreas.
De acuerdo a las nuevas tendencias políticas, fundadas en lo que significa y exige la nueva política, el área de Prensa dejó de ser una redacción de comunicados, y el área de Cultura dejó de ser una coordinación que promueva los artistas locales.
En los nuevos paradigmas políticos, el área de Prensa pasó a ser de Comunicación, la responsable de transmitirle a la sociedad la realidad sobre el proyecto político en curso, informándola sobre las acciones y resultados de todo lo que realiza, en estricto cumplimiento de los derechos al acceso a la información pública.
Por su parte, el área cultural de los nuevos paradigmas, mantiene la promoción de los artistas locales, pero le suma toda actividad cultural por fuera del arte, incluso, en algunos casos, el deporte, y los desarrolla en un marco de potenciación y consolidación de la soberanía cultural, la cual incluye el afianzamiento de la identidad y de un rol regional determinado.
De este modo, estas dos áreas dejaron de ser áreas poco importantes que sólo representaban un compromiso y un gasto, para pasar a ser las áreas sobre las cuales se sostenían los proyectos políticos y se los compartía con la sociedad, obteniéndose así un consenso más genuino y una proyección que debería trascender cualquier proyecto en particular, indiferente a su color político.
El kirchnerismo comprendió bien los beneficios de esta tendencia y la adoptó, fusionando Cultura y Comunicación, pero pervirtiendo sus objetivos hacia el adoctrinamiento político, algo que ya se había dado en el pasado tomando el ejemplo propagandístico del nazismo de Hitler.
Por lo tanto, todo gobierno actual que se precie de moderno, de cultor de la nueva política, y de decente, debe adoptar un paradigma, o modelo de gestión, que involucre un organigrama y presupuesto a la altura de los nuevos tiempos, en el cual Turismo, Medioambiente, Comunicación y Cultura sean parte importante de su agenda política.
O sea, políticas públicas de Turismo que busquen desarrollar íntegramente un calendario turístico sustentable que genere propuestas privadas que trasciendan en el tiempo, de Medioambiente que modifiquen las costumbres particulares, institucionales y económicas de forma que no impacte negativamente en el ambiente, y de Comunicación y Cultura que promuevan un desarrollo cultural en la sociedad que la comprometa con su territorio, con su bienestar, con su economía y con su política.
Esto es lo que proponen los nuevos tiempos y la nueva política, lindo sería alinearnos a esto, o, por lo menos, no distanciarnos.
Norman Robson para Gualeguay21