Cuando 15 meses es mucho tiempo
Si bien es cierto que los tiempos del Estado nunca nos conformarán, creo que las falencias jurídicas desnudadas a partir del crimen de Micaela García merecían ser atendidas con algo más de celeridad y responsabilidad. Quince meses es mucho tiempo.
A principios de abril de 2017, la sociedad entrerriana se desayunó, con demasiado estupor, que un violador serial gozaba de libertad y había violado y asesinado a una jovencita en Gualeguay.
A los pocos días, la misma sociedad se horrorizó por las irresponsabilidades que coincidieron en el caso: Primero, un fiscal negoció, en un juicio abreviado por una doble violación, una pena de 9 años cuando en el juicio habría obtenido, seguro, 25 años. Segundo, frente a una tercera violación, la Justicia no dispuso los recursos necesarios para determinar cuál mellizo había sido el culpable y el responsable quedó exonerado. Tercero, indiferente a informes negativos, un juez de penas dispuso arbitrariamente su liberación.
Hoy, 15 meses después de conocidas estas gravísimas falencias, recién el Estado comienza a hacerse cargo de las correcciones.
Hoy, 15 meses después del horror, los senadores, comienzan a debatir un proyecto de ley que proponga exceptuar del procedimiento abreviado los delitos contra la integridad sexual.
Hoy, 15 meses después de aquel escalofriante crimen, comienza el jury al Juez Carlos Rossi, imputado por mal desempeño por haber anticipado la libertad de Sebastián Wagner en 2016.
Hoy, 15 meses después, no tenemos ninguna seguridad sobre que la Justicia entrerriana disponga lo que tenga que disponer para condenar a un criminal y, por ello, lo deje libre.
Es cierto: los tiempos del Estado, y de la Justicia, no son nuestros tiempos, pero nuestros son los costos de sus errores, y sus demoras en corregirlo, costos que pagamos con vidas.
Hoy, funcionarios y representantes del pueblo comienzan a abordar las soluciones y correcciones que merecen las falencias expuestas por el crimen de la joven uruguayense. Solo podemos rezar que asuman con responsabilidad esta tarea y que obren con la celeridad y contundencia que merece la cuestión. Puede haber vidas en juego. Es más, ya perdimos una.
Norman Robson para Gualeguay21