La estupidez mata
El gobierno entrerriano, con la complicidad de los municipios, ahora inventó un Aula Virtual para luchar contra el consumo de droga que afecta a miles de gurises, demostrando así que sigue indiferente al flagelo que mata cualquier expectativa de futuro de nuestra sociedad.
Esta brillante y flamante herramienta, una escuela virtual de prevención de adicciones, se puso en marcha ayer, aprovechando, con bombos y platillos, que era el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, y todos posaron para las fotos.
Esta Aula Virtual, ubicada en Paraná, estará conectada en tiempo real con otras 17 aulas virtuales ubicadas en los municipios cabeceras, “para atender esta problemática”, según afirmaron comprometidos.
“Estamos cumpliendo con la palabra del gobernador Gustavo Bordet de estar presentes en estas políticas públicas activas de generar concientización, prevención y sobre todo dar soluciones a la sociedad en este tema que es tan delicado”, dijo alguien, y aplaudieron todos.
“Hay un espacio físico en el que la sociedad puede contar con el Estado para pedir ayuda en casos tan complicados como es el de adicciones y estar presente ayudando a los jóvenes que lo necesiten”, también dijeron, y volvieron a aplaudir.
Esta mágica solución que pone el Estado al servicio de la sociedad en el territorio prevé enfrentar al flagelo en tres formas: interactuando con los municipios, desarrollando programas de investigación y brindando cursos de jardinería, carpintería, pesca, dieta saludable, actividad aeróbica y “todo lo que pueda ayudar a que el tiempo libre no sea tiempo ocioso”.
Realmente, nada que decir. El Gobierno provincial nos dejó nuevamente sin palabras, mientras la horda de cerebros que coincidieron para aplaudir esta magnífica innovación nos cuestan a los entrerrianos millones de pesos por mes.
Pero esto no fue todo, en el ámbito local, en la Secretaría de Prevención de Adicciones y Convivencia Ciudadana, creada por capricho solo para satisfacer vanidades particulares, se dieron cita más cerebros para festejar la brillante idea, donde también hubo aplausos y no faltó la foto.
Tan es así que, para duplicar la apuesta, el titular de tan “comprometida” repartición aseguró: “El proyecto de las escuelas de prevención surgió aquí en Gualeguay, junto a Mario Elizalde y charla por medio, se trabajó codo a codo con el Gobierno de Entre Ríos acerca del flagelo del consumo y las adicciones, por eso el trabajo debe ser permanente en pos del beneficio de la comunidad”.
Vaya uno a saber cuál es el beneficio de los miles de gurises gualeyos que hoy son víctimas de la drogadicción infantil, en diferentes esquinas y reductos de la periferia y del centro.
Vaya uno a saber cómo un aula virtual extraerá a los gurises de la adicción que los tiene por rehenes.
Vaya uno a saber cómo una gran pantalla puede rescatarlos de su exclusión social y devolverlos a la vida.
Vaya uno a saber qué aplaudían unos y otros, en Paraná y acá, si no tienen la menor idea de cual es la problemática, ni tienen interés alguno en resolverla.
Vaya uno a saber…
Lo que sí sabemos es que se gastan inescrupulosamente recursos en honerosos sueldos, en nuevos cargos, y en carísimos e inútiles espejismos, mientras, día a día, nuevos gurises caen en la droga sin que nadie haga nada para evitarlo.
La solución es simple, la decisión parece que no. Pasa por intervenir en el territorio, no por liberarlo. Pasa por incluir, no por excluir. Pasa por hacerse presentes, no por borrarse. Pasa por hacerse cargo de la responsabilidad por la cual les paganos, y mucho, no por inventar payasadas que sirvan para el discurso hipócrita y la efímera foto.
O sea, mientras indiferentes a la realidad los cerebros del poder se dedican a estas brillantes medidas, mueren gurises, no dejan de latir, solo dejan de vivir, y muere cualquier pretensión de un futuro mejor.
O sea, la estupidez mata.
Norman Robson para Gualeguay21