La opinión es un derecho con obligaciones
Sin lugar a dudas, todos tenemos derechos, y el derecho a opinar es uno de ellos, pero, como cada derecho requiere alguna obligación, en este caso, es preciso recordar la obligación de que la opinión debe ser formada con seriedad y responsabilidad.

Como, en nuestro lenguaje, la opinión es el juicio formado por una persona sobre una determinada situación, la opinión resulta del proceso de formar, el cual, en nuestro idioma, significa elaborar.
De este modo, al tratarse la opinión de un juicio, la elaboración significa pensar, reflexionar o analizar toda la información disponible hasta concluir con cierto grado de certeza.
En definitiva, la opinión es un juicio al cual se arriba luego de procesar, acabada y responsablemente, todo aquello que se pueda conocer del tema en cuestión.
Vale destacar que, hoy en día, la opinión es un juicio que afecta sensiblemente la realidad que vivimos, razón por la cual resultan especialmente relevantes la seriedad y responsabilidad con que se elaboran las opiniones.
Por lo tanto, el derecho a opinar implica la obligación ineludible de obtener información cierta, evaluarla en toda su dimensión, concluir con responsabilidad y, recién allí, compartirla abiertamente.
A partir de todo lo expuesto, el grado de seriedad y responsabilidad aplicado en la elaboración de una opinión es lo que determinará su nivel de confiabilidad ante quienes se la compartió.
Entonces, de lo expuesto se desprende que comprender y adoptar estos conceptos puede ayudar a una más respetuosa, más pacífica, más tolerante y más productiva convivencia, o, en caso contrario, podemos seguir opinando que los hechos nos demuestran que vamos demasiado bien.
Por último, como opinar no es una obligación, cuando no se cuenta con información suficiente como para asegurar una conclusión cierta, lo recomendable, para no errar, es abstenernos de opinar.
Norman Robson para Gualeguay21