Por la extinta lealtad
Después de arduas negociaciones, lo convencieron de salir al balcón y calmar la cosa…

Salió y, frente a él, dos millones de almas descamisadas zumbaban en la plaza…
Dos millones de leales trabajadores plantados en la plaza hasta que lo liberaran…
Su repentina presencia en el balcón fue suficiente para que se apagara el zumbido y creciera, de a poco, la afectuosa ovación…
La estruendosa bienvenida del pueblo solo se aplacó cuando se escuchó su ronca voz…
Trabajadores, les llamó, y se hizo el más absoluto de los silencios…
Y les habló de él y de las tres honras de su vida: ser soldado, ser patriota y ser el primer trabajador argentino…
Y les confesó que dejaba el sagrado y honroso uniforme que le entregó la Patria para vestir la casaca de civil y mezclarse en esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la Patria…
Y les dijo que eran el pueblo sufriente que representa el dolor de la tierra madre y el cual es preciso reivindicar…
Y les aseguró que sentía un verdadero orgullo de argentino, porque interpretaba este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores, que era lo único que podía hacer grande e inmortal a la Patria…
Y les recordó de modo cariñoso y fraternal que los hermanos del interior palpitaban igual que ellos desde todas las extensiones de la Patria…
Y, finalmente, les prometió que seguiría luchando al lado de ellos hasta ver que todos los trabajadores sean un poquito más felices…
Él les prometió corresponder la lealtad de su pueblo trabajador…
Y cumplió…
Solo por eso, aquel 17 de octubre de 1945 es recordado como el Día de la Lealtad…
Aquel día, hace 69 años atrás… habrá sido la última muestra de lealtad…?
Norman Robson para Gualeguay21