A Doña Rosa (Derecho a réplica)
Mi intención hoy es dirigirme a Doña Rosa para esclarecerle cualquier duda que pudiera haberle despertado la nota de opinión del pasado 7 de febrero, titulada Massa, Doña Rosa y yo, firmada por el director de este diario digital, el Sr. Norman Robson.

Doña Rosa, debo aclararle que el Sr. Robson se equivoca al ubicar al proyecto antes que las personas, ya que el escribe nombres en vez de personas, como si los nombres designaran otra cosa además de personas, considerando, claro, que la política no la ejercen, por lo menos hasta ahora, los animales, los juguetes, etcétera.
Doña Rosa, usted debe comprender que, antes de dar a conocer proyectos, es necesario construir un espacio de poder, y, si bien “espacio de poder” suena “atemorizante”, son los términos más precisos para designar el intento y la búsqueda de los candidatos, además de un adecuado equipo de trabajo que comparta con los candidatos sus ideas, para luego, y recién luego, elaborar proyectos convincentes, coherentes, realizables etcétera que puedan darles a las personas “el poder de la representatividad”.
Esta modalidad es la modalidad que se adopta en todo ámbito como punto de partida en una campaña política.
Por todo esto, Doña Rosa, quiero comunicarle que desde nuestro grupo de trabajo, lo primero es construir esa unidad conjunta de personas, los nombres, y después dar a conocer nuestros proyectos sostenibles.
Siendo que una campaña política consta de tres partes o fases, una primera etapa donde lo importante es darse a conocer, una segunda que es elaborar proyectos de gobierno y manifestarlos, y, por último, donde empieza realmente la honestidad política, una tercera etapa donde ese grupo en cuestión, es elegido como representante del pueblo para cumplir con los proyectos de gobierno lanzados durante la campaña.
Mauricio Balbuena, Unión Popular