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15 junio, 2025 6:42 am
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No hay teta que alcance


Inflación más impuestazo, impuestazo más devaluación, devaluación más recesión, y recesión más desmedido gasto público. Con estos números no hay teta que alcance.

BLANCO-NEGRO

Un coctel explosivo que de una u otra manera impacta en toda la población entrerriana, sin excepción. Y lo peor es que afecta a la producción, a la industrialización, y a la comercialización, por ende, a todo el trabajo genuino, cortando cualquier posibilidad de desarrollo genuino.
Cronológicamente, primero fue un impuestazo al sector productivo, luego vino un impuestazo al sector pymes y comercial, y por último, recientemente, se sumó a este proceso de liquidación empresarial el impuestazo inmobiliario y automotor.
O sea, en lugar de políticas de desarrollo, solo medidas puntuales tendientes a exprimir cada vez más a quienes trabajan.
Si lo escuchamos a nuestros gobernantes, la nuestra es una de las provincias que más ha crecido. Solo pregunto dónde está ese crecimiento. En qué lo ve.
Según el gobierno entrerriano, el crecimiento del empleo privado fue de un 22 por ciento, más alto que la media nacional, pero olvidó decir que, de acuerdo a las mismas cifras oficiales, estos son solo 140 mil empleos, lo que representa la preocupante proporción del 11,3 por ciento de la población provincial.
Por otro lado, también según el gobierno, la planta permanente llegó en 2014 a más de 57 mil, mientras que el temporario, ese que en 2007 solo era poco más de 3 mil puestos, llegó a más de 20 mil en 2014. Un crecimiento de más del 600 por ciento.
O sea, según estos guarismos, en la provincia, por cada dos empleos privados hay uno público.
Resultado de esta realidad es el crecimiento de la deuda pública entrerriana en los últimos 2 años, la cual se incrementó en un 82 por ciento, llegando a la exorbitante cifra de 9300 millones de pesos. Cifra que el Estado decide enfrentar hipotecando nuestro futuro a través de la emisión de bonos.
O sea, estamos en una provincia donde lo único que crece es el Estado, las deudas del Estado, y los gastos del Sueño Entrerriano, mientras que el Gobierno pretende que esto lo pague la actividad privada, hoy en recesión, estancada o en liquidación.
O sea, no hay teta que alcance para alimentar semejante caos administrativo y de no mediar un cambio rápido y profundo, el camino a la quiebra se hace cada vez más irreversible.
Fabio Akiki