6 febrero, 2025 11:36 pm
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Pregunten por Gisela


Pregunten por Gisela. Pregunten en el CIC, y les dirán que Gisela ya no está, que Gisela ya no va más. No pregunten porqué, nadie les responderá. Es que hoy trabajo no sobra y hoy se lo quitan sin decir porque.

BLANCO-NEGRO

La chica chiquita, la de la sonrisa, la de pelo castaño y ojos claros, esa chica que hoy lleva con ella su panza de cinco meses.
La chica que desde hace un par de años ahí trabajaba, primero en la mesa de entradas entregando turnos, y después atendiendo el Programa Sumar.
La chica que solita cargó con el armado de la Sala de Estimulación, incluso haciendo dados, alfombras y carteles con sus propias manos.
Esa chica hoy ya no está.
Pregunten por Gisela. Pregunten en el CIC, y les dirán que Gisela ya no está, que Gisela ya no va más. No pregunten porqué, nadie les responderá.
La chica que, como otras, de todo sabía hacer, porque no solo debía hacer lo suyo, sino también lo de aquellos que nunca iban.
La chica que de todo hacía, que nunca faltaba y que siempre estaba predispuesta, porque la pasión la motivaba más que la razón.
La chica franca y frontal que no dudó en reclamar por tener que cubrir el trabajo de la niñera de la jefa de su jefa que cobraba sin ir.
Pregunten por Gisela. Pregunten en el CIC, y les dirán que Gisela ya no está, que Gisela ya no va más. No pregunten porqué, no podrán responder.
No pregunten porque. No podrán contarles que se equivocó, que osó quejarse ante su jefa de que tienen compañeros que únicamente hacen política, que no solo no cumplen con el horario de trabajo, sino que pasan semanas sin ir y tienen un mejor contrato con un mejor sueldo que cobran sin ningún descuento.
No pregunten nada. No podrán contarles que Gisela se equivocó, que hace unos días se descuidó, y que, por primera vez desde que trabajaba ahí, presentó un certificado por dos días. Es que las contracciones y algunos dolores la preocupaban.
Hoy un guarda le entregó la comunicación, y Gisela, con su panza de cinco meses, no encontró justificación alguna, la invade la impotencia y la indignación, pero se sabe capaz, un título de agente sanitario lo certifica, y sabe que saldrá adelante, por ese tesoro que lleva con ella.
Norman Robson para Gualeguay21

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